El enviado del Cielo



Esta mañana, mientras la taza de café iba viajando hacia mi boca y mis ojos posados estaban en el diario que sostenía con la mano izquierda, vestido de blanco y negro apareció un hombre sentado a mi mesa.  Me asusté tanto que caí de la silla al verlo, pero, al instante me propiné dos bofetadas para hacerme reaccionar, (si era un ladrón debía enfrentarlo con mi valentía de hombre, de varón), así es que me recuperé de inmediato y me senté en la silla nuevamente, temblando, e iba a hablarle aunque no sabía qué decir, pero se antepuso su voz a mis palabras: -Vengo del cielo, tranquilízate. Es obvio que no podía tranquilizarme, pero ordené en silencio a mi rostro destensionar sus elementos, aflojar sus expresiones de espanto, e invoqué a la relajación y confianza, y proseguí,  -¿A qué vienes? -A conversar, respondió.  Me señaló con el dedo aquel que todos usamos para dicho acto,  lanzó un suspiro antes de abalanzarme lo que sería “la bola criminal de palabras”, abrió la boca nuevamente y prosiguió: “Ya es tarde para desear eso que quieres, deberías estar embarcado de regreso en el buque de los sueños, cosechando, mejor dicho riendo. Ayer pensaste que eras un niño, un jovencillo y por eso nada hiciste, y hoy, el reloj dice que ya estas viejo. Ríndete, mejor descansa, hay otros, jóvenes, esos sí jóvenes, a quienes les pertenece el mundo, tu tiempo ya pasó. El Señor de los Cielos te trae este mensaje, recíbelo con sabiduría y amor”.


… Y los sueños míos que lo escucharon y se me resbalaron hasta las esquinas de los ojos  y desde ahí les permití rodar hacia afuera.  Caían mis sueños en gotas, y, a punto estos de tocar el mundano suelo coloqué mi mano para ampararlos, y la razón que no me funcionaba ya como solía hacerlo, y yo que en silencios le daba los créditos de la verdad a las palabras del enviado del Cielo.
La mirada la apunté hacia otro lado para no mirarlo, divagué entre las baldosas, los platos sucios del lavadero y volví mis ojos a la mesa nuevamente. Me encontré con la cara de el hombre que tenia sentado delante de mí  en el diario, con un titular que decía “Impostor del Cielo: Fantasma destructor de sueños anda suelto”.




Minda

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • Twitter
  • RSS