Nadie



Él se metió en mi vida, y cuando se fue, se metió en el vaso de la estantería que me correspondía, el que lleno de aire estaba. Vacío de líquido y lleno de nada. Un recipiente esperándome.  Correspondía a mi historia desde antes de nacer aquél, y los demás vasos que por mi mano pasarán esta noche. Hoy. Un mesero lo toma del escaparate para dármelo lleno de lo que pido. Vodka, mesero. Pero fue Él quien lo atestó de hielo,  de él y de alcohol.

Agarró mi mano, Él. Manipuló mis dedos, de tal modo que pude asir el vaso saturado de licor, ayudada por su tacto. Estoy seducida en el viaje de la copa a mis labios, por su mano. Bebí. Se metió a todo el cuerpo mío, como solía hacerlo, no en metáforas, en actos.

Embriagó cada célula. Alcoholizó mis sentidos. Ejercía. No hubo nadie más que yo debajo de mi dermis para presenciarlo. Nadie mejor que yo para atestiguar los hechos.

Por la boca se me metió a la vida, desde un vaso. El borde todo frío. Por fuera del vidrio su frío también. Helaba el momento.  Momento consumado entre cubos de hielo. Su silencio en el frío. El frío en Él. En mi mano el vaso. En el vaso todo y nada. Y nadie. Mis venas sedientas quitaron la pausa que la cabeza implantó para poder pensar. Y entonces podía sorber una vez más. Otra copa. Mesero, otro más.

La música chirriaba. Ambientaba con alaridos. No entiendo nada esa música absurda. Absurda como toda esta gente “chic”. Qué me miras. Los golpes retumban la pared y rebota sobre los cuerpos que allá bailan, que conversan, que ríen. Mis pies sienten las ondas de la danza  y se mueven. De aquí para allá, de allá para acá. Bailan mis pies. Todo lo demás de mi ser se contagia al son. Lo había bebido a Él en cada vaso. Estaba adentro de mí, pero adentro no había nadie. Ni siquiera yo. Estaba llena de nadie y de nada. Vacía pero llena. Como el vaso al inicio y al final. Yo y el vaso. El vaso y yo. Tomó mi mano y me sacó a bailar, Él. Ella baila sola, es la voz del murmullo. Ella ya no piensa. Tampoco siente. Ella bebe, baila y se pierde en el vacío. Ella: yo. Yo: él y los vasos helados de alcohol. Él: Nadie. Nadie: Yo, él, los vasos de alcohol, la voz del murmullo, el vacío.



Mindita

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