El Escritor Y Sus Conflictos



Letra capital P se fija como primeriza soñadora del instante. Sin título en la prometedora página en blanco, navajas afiladas alargadas y de carne, en forma de dedos, se preparan a plasmar en ese mundo mágico blanco rectangular, en forma de hoja, cualquier texto que saliendo desde el alma vaya liberándola.
Diez dedos moviéndose en forma de intención frente a un teclado, que mudo espera se le haga escuchar suavemente entre el silencio del ambiente que solo lo acompaña el ruido lejano de un ventilador obsoleto. 
Y por fin  sale una letra A, luego una R, y seguido una devoradora tecla finamente rectangular, al tocarse retrocede y borra todo, las tres únicas letras que al parecer iban marcando un PARA, y que ahora ya no son nada…

El rededor  se ha convertido ya casi todo en un desierto, y el escritor ahí, tratando de escribir una historia sin una destacada situación de por medio, lo único que existe, es aun esa desesperación propia actual por liberar su alma, por transmitir algo de si en cada relato o personaje, y deleitarse en la fascinación por, a través de esto, vivir…

Pero le da vueltas al asunto, bebe un sorbo de café y no logra encontrar la inspiración, solo permanece allí perenne el maldito afán por sentir y poder ser capaz, en situaciones como ésta, de obligarse a sentir para transmitir a través de signos lingüísticos algo. Siempre siente en el interior que tiene algo por contar al mundo, pero al momento de pasar la complicada frontera de lo espiritual a lo material se detiene ahí… Entonces quiere empezar nuevamente y aun sabiendo que algo indudablemente desea escribir, aunque no se sabe que, puede llegar el momento en el que  a veces se convence de que se le acabo la creatividad, y duda el escritor en ese momento de angustia, si podrá volver a hacerlo nuevamente un día, si podrá volver a escribir.
 Evoca en su mente momentos del pasado en los que haya existido un tiempo de retiro espiritual de su capacidad comunicativa y creativa, y siempre recuerda que suelen ser periodos, solamente épocas que pasaran y que tal vez tarde en volver poco como siempre, pero no dejara de atemorizar la idea de que dure más de lo debido… Y tiene razón, pues que otra manera más tendrá el escritor para ser quien es, para abrirse el alma sino es a través de la emoción que produce al plasmar cada letra que junto a otra y otra más y muchas más, forman palabras y luego oraciones y de estas, frases que  luego serán  párrafos que al final serán historias, cuentos, poemas o tal vez libros, o tan solo un documento del computador, símbolo de una gloria privada. 

               
Su naturaleza ha hecho muchas veces de su existencia, un vivir sonando todo el día despierto, con vuelos, cantos, sonidos, himnos;  con hazañas, cuentos convertidos en realidad…. Convencido a veces de la veracidad de su fantasía que creo  a través de varios libros culpables de la severa credulidad, de que no hay limites, no hay imposibles, que lo que un corazón siente y desea, es todo aquello que el mundo es capaz de poder dar, porque si el corazón proviene de este, es porque sabe que esta tan dentro de sus posibilidades los deseos y caprichos que desea ferviente.


Empieza a escribir nuevamente titubeando, dudando entre palabra y palabra que sale, de lo que se quiere escribir. Es similar al momento del juego de dardos de un principiante. Se dispara sabiendo que se quiere llegar a la diana, sin saber al lanzar a donde irá a parar el dardo.
Sucede también que al escritor muchas veces le cuesta plasmar lo que siente, porque es tan susceptible que es capaz de sentir a flor de piel, mil sensaciones por segundo, multiplicado por un millón tal vez, mas de lo que el resto pudiera sentir. Y entonces comienzan las palabras a danzar entre los pliegues de su cerebro. Si trata de dormir posterior a una noche de intensa actividad mental (pensamientos y emociones traviesas) probablemente no concilie el sueño mientras no se levante a plasmar aquello que siente, aunque a su vez ni siquiera sepa que es, ni con que palabra se traduce ese idioma a la realidad, al mundo este que nos rodea, de que manera se lo convierte en un objeto mas de esta vida. Se juega a conversión de sentimientos como si estos fueran divisas.

Entre la divagación múltiple del lanzar una y otra frase, borrar y volver a escribir, tal vez el mismo día o la misma noche en la que inicio la intención por hacerlo, o tal vez luego de varios día o semanas, sobre la misma hoja en blanco que albergo palabras y letras borradas,  empiezan a aflorar en algún momento las verdaderas razones por la que se abrió el ordenador personal, testigo intachable de cada una de las paginas de la historia de su dueño escritor…

Puede que sea demasiado sublime lo que estuvo en su corazón y en su alma todo ese tiempo, y por esto le es tan difícil al sentimiento transformarse en mundano, dejar su estado puro para venir a establecerse entre el polvo de la tierra.

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2 Response to "El Escritor Y Sus Conflictos"

  1. Fabrizzio Says:
    1 de abril de 2010, 22:51

    Locura esto, me siento identificado muchisimo.
    Has expresado lo que a muchos nos pasa, felicidades.

  2. AC says:
    21 de junio de 2010, 19:32

    *excelente... me encantó. describes algo común de una manera poética ;)

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